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mi‚rcoles 30 de septiembre de 2009

El Muro de las L grimas







Por Nefeç_metah

Los rastros de esta inacabada “colonia penal” se encuentran ubicados en la Isla Isabela, que tiene una extensi¢n de m s de 4500 km cuadrados y una poblaci¢n de 2.200 habitantes aproximadamente. Esta isla llega a constituirse como la de mayor extensi¢n del entramado geogr fico que conforma las Islas Gal pagos.

“El Muro de las L grimas” fue un lugar donde el dolor se manifestaba como una constante inmisericorde. Los episodios m s siniestros iniciaron en el año 1946. En la Isla Isabela se asentaban bases norteamericanas, pero, tras acabar la Segunda Guerra Mundial, aquellas bases fueron desmanteladas; fue as¡ como el gobierno ecuatoriano decidi¢ utilizar la alejada isla como “colonia penal”. El alejado paraje permit¡a que los pesos, all¡ recluidos, no puedan escapar, dejando las esperanzas en un estado de agon¡a extrema.

Cuando los soldados norteamericanos abandonaron la isla, dejaron algunas herramientas, las mismas que fueron utilizadas por los presos que llegaban al desolado enclave para erigir dicha “colonia penal”. Los trabajos forzados eran el pan de cada d¡a. Los presos cargaban con pesadas rocas; un ir y venir muy agobiante. Las inclemencias del tiempo hac¡an a£n m s duro el trabajo. Incluso se habla de varios accidentes producidos por el colapso de los muros; varios reos habr¡an fallecido aplastados por toneladas de material volc nico, que era el utilizado.

El nombre “Muro de las L grimas” le es otorgado por motivo de las innumerables muertes acontecidas durante la construcci¢n del “penal”, adem s del sufrimiento de quienes erigieron los l¢bregos muros que dieron cabida a muchos infortunados. Dolor, muerte y alaridos desgarradores, fueron necesarios para levantar tan siniestro reducto carcelario. Las l grimas que derramaron los avezados constructores humedecieron en incontables ocasiones el  rido terreno que quemaba sus pies. Las marcas del dolor a£n se perciben en los derruidos muros que se encuentran asentados sobre la Isla Isabela.

Hay leyendas que sobrecogen en este semiagreste paraje. Se dice que en las noches y cuando uno acude en el momento apropiado, puede escucharse llantos y alaridos funestos; voces levantadas desde otros tiempos. Secuelas de dolor que el tiempo no ha podido borrar del todo. L grimas que, a pesar del tiempo trascurrido desde la clausura del recinto carcelario (1959), contin£an humedeciendo los arbustos y la arena en la espesura de la noche. Alaridos clamando piedad; voces lastimeras que retumban en los oscuros muros como pidiendo una segunda oportunidad.

Turistas nacionales y extranjeros visitan el lugar. Ensimismados y consternados por la barbarie humana de antaño, recorren aquellos derruidos muros, imaginando el tit nico esfuerzo de aquellos desafortunados hombres que forjaron sus tumbas bajo sus pies.

Sanatorium du Vexin



Por Nefeç_metah

Los sanatorios son considerados como “lugares donde el dolor se respira profusamente”. El caso del Sanatorium du Vexin es uno de ellos. Un lugar en donde fueron alojados pacientes con los m s variados problemas mentales a la espera de su pronta recuperaci¢n.

Ubicado en Aincourt (Francia), este viejo sanatorio fue construido en los años 30. Esta compleja edificaci¢n ha sido catalogada como una verdadera obra de arte, l stima que el abandono al que fue sometido, adem s del tiempo, hayan causado en sus paredes un estado de destrucci¢n deplorable.

Caminando por sus pasillos a£n se escuchan los lamentos de los enfermos aquejados de varias enfermedades mentales. Alaridos de dolor y risas ir¢nicas llenan los pasillos y habitaciones desvencijadas. Sonidos fantasmales de otros tiempos encapsulados en el nuestro; ecos sonoros de un pasado no tan distante, pero que a£n se dejan percibir.

Al caminar por sus l¢bregos pasillos podemos apreciar el polvo y la suciedad propios de un sitio que dej¢ de vivir. Sus paredes han sido violentadas con grafitis, elaborados por grupos vand licos; los colores en las letras de las m£ltiples leyendas, que las pandillas han impresionado en cada habitaci¢n, le confieren a este complejo abandonado un notorio antifaz, que oculta su rostro malogrado y deteriorado.

Aquellas escaleras que sol¡an dirigir los pasos de pacientes y m‚dicos se encuentran vac¡as, sin vida; £nicamente permiten que el tiempo camine sobre ellas, a cada momento del d¡a, a cada segundo.

Las ventanas arrojan una estampa de desolaci¢n total. Parece que a£n puede apreciarse la silueta de los pacientes, asom ndose a los cristales y observando el paisaje que se alza frente a este edificio. Miradas perdidas, carentes de afecto en ocasiones; miradas lastimeras, atenazadas por los temores m s recurrentes. Miradas que solo atinan a otear parte de la realidad.

Aquellas siluetas fantasmas a£n se perciben dentro de cada estancia de este lugar. Aquellos sufrimientos reprimidos a£n se mantienen latentes dentro del desolado enclave.















Para mayor informaci¢n visita: http://www.thomas-boivin.fr/?s=vexin

jueves 24 de septiembre de 2009

Tras la pista de los Humanoides de Conil





Por Jos‚ Antonio Caravaca

UN CASO CONTROVERTIDO

No tengo ninguna duda. Si existe un suceso realmente pol‚mico dentro de la copiosa casuistica OVNI registrada a lo largo y ancho de la provincia de C diz, ese es el caso ocurrido en la localidad costera de Conil. Incluso podr¡a añadir, sin equivocarme, que en nuestro pa¡s, nunca un episodio relacionado con los enigm ticos No Identificados despert¢ tanta curiosidad y admiraci¢n, y ¿por que no?, en la misma medida controversia, debate y rechazo.

Han pasado algunos años desde que la sensacional noticia del encuentro de unos j¢venes con unos misteriosos humanoides "mutantes" diera la vuelta al mundo. Son muchos los investigadores que han dudado de la veracidad del testimonio vertido por los testigos, sobre todo teniendo en cuenta la inquietante conclusi¢n que se extrae del relato de los mismos... que entidades no humanas pudieran convivir entre nosotros como personas completamente normales, o al menos, infiltrarse espor dicamente en nuestra sociedad por motivos que ni siquiera podemos aventurar...

El conocido reportero Juan Jos‚ Ben¡tez investig¢ en profundidad los hechos publicando posteriormente el resultado de sus pesquisas en una de sus obras mas impactantes y arriesgadas, La Quinta Columna. Para el escritor y periodista navarro aquel incidente fue real, siendo por derecho propio, uno de los encuentros cercanos con tripulantes de OVNIs mas espeluznantes que hab¡a podido encuestar. Y como dec¡a el titulo de otro de sus libros "La punta del iceberg", el caso Conil se convirti¢, s¢lo, en el extremo mas visible de una extraordinaria y desconocida casuistica que se estaba dando por todo el litoral gaditano, y especialmente en los alrededores de aquel pequeño pueblo tur¡stico, que hasta entonces apenas era conocido a nivel nacional.

Por l¢gica, debido a su cercan¡a con mi lugar de residencia, la investigaci¢n de ‚ste particular episodio OVNI (nada com£n por cierto con los miles de testimonios recopilados en los £ltimos 50 años de literatura ufol¢gica) se convirti¢ en un autentico reto personal. En un apasionante viaje tras la huella de unos escurridizos y fantasmag¢ricos humanoides que como surgidos de la nada, irrumpieron en el transcurso de unos años, en unos lugares determinados y concretos de la geograf¡a gaditana... Y mi sorpresa fue en aumento a medida que iba profundizando en la cuesti¢n, conociendo nuevos y reveladores datos... y sobre todo, descubriendo nuevos escenarios para estas apariciones...

Durante mas de una d‚cada, he podido documentar un buen numero de ‚ste tipo de sucesos, que demuestran que, al menos, para quebranto y espanto de algunos, testimonialmente existen suficientes indicios que corroboran, en parte, las sorprendentes declaraciones ofrecidas por los j¢venes de Conil. No pretendo aseverar con el siguiente trabajo, que entidades no humanas convivan con el ser humano o que lo "extraterrestres" ya est‚n instalados tranquilamente en la vivienda de al lado de su domicilio, ni mucho menos, solo aspiro a ofrecer al lector trazos de una realidad que no por inveros¡mil ha de ser menos cierta y cre¡ble...

UN BUEN SUSTO EN LA MADRUGADA

"Hab¡amos hecho una marcha con unos amigos por la costa de C diz visitando varias playas y pernoctado en ellas. El viernes 4 de septiembre de 1992, acabamos en Conil tan solo un amigo y yo. En aquellas fechas se celebraba la feria en la ciudad, y tras estar un rato all¡, por el cansancio m s bien, decidimos irnos a dormir a la playa. Sobre las 22:00 o 22:15, bajamos por la playa de los Bateles y decidimos alejarnos hacia la izquierda, para evitar el bullicio de la gente de la feria que estaba a pocos metros de all¡ y que podr¡an molestarnos a lo largo de la noche. Cruzamos el r¡o, y tras andar unos 200 metros nos quedamos en la playa del Palmar. Estuvimos cenando tranquilamente y a eso de las 00:30 decimos acostarnos. De pronto, vimos que por la l¡nea de horizonte, se acercaban dos personas..., pensamos que estar¡an haciendo footing, pero al pasar cerca de nosotros vimos que no eran personas normales...".

Como iban a suponer Luis S. y Ram¢n G. que, el ultimo d¡a de sus tranquilas vacaciones, el destino les hab¡a reservado una siniestra sorpresa que har¡a que jamas olvidaran aquel periplo por distintas playas de C diz...

Fue el propio Luis S. de 29 años y abogado de profesi¢n, quien nos narr¢ el suceso, años despu‚s, en 1996, a lo largo de una amistosa charla en una c‚ntrica cafeter¡a de la capital gaditana. Luis desconoc¡a, por aquellas fechas, que precisamente un mes de septiembre de 1989 muy cerca de donde ellos se quedaron a dormir, varios testigos se encontraron cara a cara con unos extraños humanoides...

Quiz s, si nuestro abogado hubiera conocido ese antecedente no habr¡a pernoctado en aquel lugar... o al menos se lo hubiera pensado antes... pero ¿que ocurri¢ exactamente en Conil para que todas las miradas se dirigieran hacia ese modesto pueblo?. Abandonemos por un momento la capital gaditana y traslademosnos hasta esa bella poblaci¢n costera volcada en el turismo que actualmente cuenta con una poblaci¢n de 19.417 habitantes...

HUMANOIDES EN CONIL

Isabel S nchez (17 años), L zaro (14 años), Pedro Gonz lez (21 años), Loli Berm£dez (23 años) y Pedro S nchez (19 años), formaban una pandilla de amigos de Conil que se reun¡an por las noches frente a la playa de los Bateles para charlar y pasar el rato sentados en la fina arena. Pero aquel mes de septiembre de 1989 algo iba a cambiar para siempre sus tranquilas vidas. Durante varios d¡as estuvieron observando unas misteriosas luces en el cielo que se mov¡an de un lado para otro sobre sus cabezas, por su forma y movilidad, no parec¡an ser luces de aviones o helic¢pteros. Movidos por la curiosidad, acud¡an cada noche al mismo lugar y sobre la misma hora (20:30 horas), con la intenci¢n de ver aquellas luminarias, que con un puntualidad fuera de lo usual, acud¡an a la cita nocturna con los j¢venes. El viernes 29 ninguno de los presentes imaginaba si quiera remotamente lo que iba a suceder all¡ sobre la arena de la playa.

Sobre su posici¢n observaron un objeto luminoso en forma de media luna, con unas luces rojas en su interior dispuestas en forma triangular, y otra luz anaranjada, que hab¡an visto anteriormente, hizo acto de presencia en la linea de horizonte del mar. Seg£n apreciaciones de los testigos las luces parec¡an comunicarse entre si, emitiendo destellos luminosos, intermitencias que repet¡an con cierta frecuencia.

Pero el gran estupor lleg¢ cuando sobre las nueve de la noche se percatan que cerca de la orilla hab¡an dos humanoides muy altos de unos 2 metros de altura y ataviados con unas t£nicas blancas. Sus cabezas eran tambi‚n blancas pero de una tonalidad diferente, sin facciones en sus rostros ni cabellos. " Los seres, con los brazos pegados al cuerpo y unos andares torpes, se dirigen hacia el grupo -escribe Juanjo Ben¡tez. Cunde el p nico y los j¢venes huyen. Los seres se detienen y, al poco, los muchachos hacen otro tanto. Se hallan a veinte o treinta metros. Los seres giran y dan la espalda a los cinco testigos. Parecen observar la luz roja que permanece inm¢vil sobre el puerto de Conil.En esos instantes, los vecinos ven caer lo que denominan una "estrella fugaz". Es una luz pequeña, como una pelota de tenis y de un color blanco-azulado. Surge a escasos metros sobre las cabezas de los seres y se esfuma cuando parec¡a que iba a chocar contra ellos. Acto seguido, sin inmutarse, los dos seres se sientan en la arena y excavan un pequeño mont¡culo a su alrededor. La "muralla" tiene forma de herradura. Segundos despu‚s, seg£n los testigos, "se dejan caer de espaldas, siempre tiesos como palos".

En esos tensos momentos, los seres se intercambian una pequeña esfera de color azul-celeste que parece flotar de un lado para otro. Estuvieron de esta forma alg£n tiempo hasta que uno de los j¢venes distingui¢ a trav‚s de unos prism ticos a otro extraño ser, mas impresionante a£n que sus antecesores, que se hallaba a los pies de los otros dos. Este £ltimo humanoide ten¡a una altura colosal, Pedro Gonz lez asegura que med¡a al menos tres metros, siendo su cabeza desproporcionadamente grande en relaci¢n al cuerpo y ten¡a dos enormes ojos negros. Seg£n todos los testimonios recabados el gigantesco ser vest¡a un ceñido mono de color negro. De pronto, los dos "individuos" que estaban tumbados sobre la arena se reincorporaron, los testigos esperaban ver, de nuevo, a los humanoides pero en su lugar, hab¡a "aparecido" una pareja vestida completamente normal y no hab¡a rastro de las t£nicas. El hombre era muy alto, rubio y vest¡a con vaqueros y camisa, ella ten¡a el pelo largo, moreno y vest¡a con una falda larga de color blanco.

El extraño d£o se dirigi¢ tranquilamente hacia el pueblo, y al pasar cerca de los muchachos estos los pudieron apreciar mejor. Comprobando que por su aspecto f¡sico parec¡an turistas extranjeros, "alemanes" o n¢rdicos, sin embargo los rasgos faciales del hombre eran peculiares, pues ten¡a la frente muy ancha y el nacimiento del pelo se hallaba muy retrasado en la cabeza.

Mientras tanto, el humanoide de negro que hab¡a permanecido inm¢vil en la playa, parec¡a vigilar estrechamente a los j¢venes. De pronto el gigante se encamin¢ hacia poniente, "volando" sobre una sustancia gaseosa, parecida a una pequeña nube blanca que se hallaba en su pies. El ser estaba completamente r¡gido, como una estatua, sin ejecutar movimiento alguno en sus piernas. Dos de los testigos, corrieron hacia la playa tras el gigante, pero los gritos de sus compañeros les hicieron desistir de su persecuci¢n. El extraño humanoide se detuvo en ese instante volvi‚ndose hacia los dos j¢venes, fue as¡, cuando pudieron apreciar que el rostro de aquel ser no pose¡a facciones, excepto los ojos que eran de un negro intenso y ahuevados. Tuvieron la sensaci¢n de que les estaba advirtiendo de algo, pero los j¢venes no tuvieron un segundo para pensarselo dos veces y volvieron de inmediato con sus amigos...

Como si la historia a£n no hubiese terminado, minutos mas tarde, pudieron contemplar otra extraña luz en el cielo que iba desde poniente a levante desplaz ndose, sin hacer el menor ruido, "como pegando saltitos en zigzag". Tras concluir el avistamiento, se incorpor¢ al grupo el hermano de Loli, Juan Berm£dez. Una vez que le narraron lo sucedido se dispusieron a examinar el lugar donde hab¡an visto a los humanoides en la playa. Llegados a la orilla, pudieron inspeccionar unos mont¡culos en la arena, que supuestamente hab¡an elaborado los humanoides antes de tumbarse. Apreciaron, entre los montones de arena, unos arañazos realizados por unos dedos muy finos y largos, semejantes, en aspecto, a los surcos delgados que deja un rastrillo.

Las huellas de los pies desnudos denotaban, evidentemente, que no calzaban zapatos. Las marcas correspond¡an a un pie de unos 45 cm. de longitud por 15 cm. en su parte ancha. El puente del pie aparec¡a curvado y con el dedo pulgar mas desproporcionado que el resto. Lo particular de ‚stas huellas, comentaron los testigos, es que tanto las pisadas del hombre como las de la mujer se hund¡an igualmente en la arena, a£n cuando el sujeto era mucho mayor y l¢gicamente m s pesado que la chica.

En el camino que tomaron la pareja hacia el pueblo hubo algo mas que les llam¢ poderosamente la atenci¢n. A unos 20 metros del surco aparecieron numerosas huellas, decenas de ellas, que parec¡an dar vueltas alrededor de un punto, sin embargo, los testigos, no observaron en ning£n momento que la extravagante pareja diese vueltas de esta forma (¡).

Todo termin¢ por esa noche. Algo inquietos y asustados, los j¢venes gaditanos regresaron a sus casas y m s de uno no pudo conciliar el sueño aquella larga madrugada...

Al d¡a siguiente, seg£n nos explica Pedro Gonz lez, en una de las m£ltiples entrevistas que hemos mantenido con ‚l, nada m s despertarse, unos amigos le avisaron de que hab¡a un grupo de personas inspeccionando la playa, rastreando la arena con detectores y que varios helic¢pteros sobrevolaban la zona. Una vez reunidos todo el grupo acudieron al paseo mar¡timo pudiendo comprobar con sus propios ojos el amplio despliegue de rastreo que se efectuaba sobre la playa de los Bateles. "Por otra parte -revela Pedro-, d¡as antes del 29 de septiembre una pareja de amigos que ven¡an de Madrid, me contaron que circulando con su coche por la carretera situada junto a la playa de los Bateles. Cuando se dispon¡an a bajar del vehiculo vieron como llegaba una furgoneta blanca y de la que bajaron siete personas perfectamente trajeadas. Uno de ellos se aproxim¢ al autom¢vil de la pareja madrileña para pedirles la documentaci¢n. Por lo visto eran polic¡as y les dijeron que se marcharan de all¡."

Estos datos aportados por Pedro Gonz lez, alertando de la presencia en Conil de "polic¡as de paisano" y de personas rastreando la playa, son sumamente llamativos. Investigaciones que he conducido al mas alto nivel han arrojado informaciones insospechadas hasta el momento por su trascendencia y que podr¡an aclarar muchos puntos oscuros de ‚sta trama. Mis pesquisas señalan que, al menos, dos servicios de inteligencia europeos, incluyendo al español (CESID: Centro Superior de Informaci¢n de la Defensa en su fecha, actualmente CNI: Centro Nacional de Inteligencia), pudieron estar al tanto de lo sucedido la noche del 29 de septiembre de 1989, sea cual fuera la naturaleza del fen¢meno manifestado ante los muchachos. Por casualidades del destino, que en ocasiones es demasiado caprichoso, en aquella pequeña localidad gaditana, existe desde hace muchos años un importante destacamento de los servicios secretos españoles, dedicado concretamente al espionaje electr¢nico, cuya base de operaciones, por cierto, no se haya muy lejos de donde sucedi¢ el incidente. Personalmente he corroborado que algunos de sus agentes conocen los pormenores del caso, siendo muy reacios a comentar abiertamente el hecho... pero dejemos esta informaci¢n, de momento, "congelada"...

Añadir que el 29 de septiembre de 1989, las sofisticadas instalaciones del radar militar de Algeciras, encargadas entre otras cosas de controlar toda la zona sur de España, quedaron misteriosamente inutilizadas(¡), con la repercusiones que un "fallo" de esas caracter¡sticas puede acarrear a la seguridad nacional...

Y dos meses despu‚s del avistamiento de los j¢venes, varios agentes de la polic¡a local, fueron testigos de como unos extraños objetos iluminaban a su paso tanto las instalaciones de Telef¢nica como las de una "instalaci¢n" militar cercana a la playa de los Bateles. "Se ha podido observar - leemos en el informe policial redactado en la comisaria de Conil el 29 de diciembre- que en las inmediaciones de telef¢nica exist¡an dos grandes focos de luz sobrevolando, dirigiendonos al lugar por la carretera del pago del sorro y a la altura del camping denominado los eucaliptos nos detuvimos para observar dichos focos, se pudo observar que los focos estaban parados y no se pudo apreciar ning£n tipo de ruido de aparato en vuelo, dichos focos se apagaron inmediatamente (la extraña luz reacciono ante la presencia de los agentes)
convirtiendose en un pequeño foco de luz tenue casi inapreciable, tomando seguidamente direcci¢n donde anteriormente alumbraban, desde la inmediaciones de telef¢nica hasta unos 500 m. pasada la base militar, esto se pudo observar por un tiempo aproximado entre 60 y 90 segundos".

BUZOS, EXTRATERRESTRES Y BUQUES NO IDENTIFICADOS

En aquellos d¡as de fren‚tica actividad, los cinco j¢venes narraron en diferentes medios de comunicaci¢n lo que les hab¡a ocurrido la noche del 29 de septiembre, y a partir de ese momento fueron sometidos a todo tipo de cr¡ticas, dentro y fuera de su propio entorno.

La noticia fue publicada con gran expectaci¢n el 5 de octubre en el Diario de C diz. Los primeros que acudieron al lugar, fueron miembros del grupo GEIFO (Grupo Español de Investigaci¢n del Fen¢meno Ovni) que entrevistaron a algunos de los chicos e incluso participaron junto a ellos en una improvisada alerta OVNI. Los miembros de dicha agrupaci¢n ufol¢gica, en un primer contacto, "aparentaron" creer en la historia, o eso al menos es la impresi¢n que tuvieron los j¢venes a su marcha. A los pocos d¡as, y en contra de esa primera sensaci¢n, GEIFO afirmaba a bombo y platillo, a trav‚s de la prensa local, que todo hab¡a sido una terrible equivocaci¢n por parte de los adolescentes.

En su informe los sesudos investigadores gaditanos declararon que en aquellas precisas fechas se desarrollaban unas labores de cableado submarino frente a las costas de Conil, y que los testigos debieron de confundir las luces de los distintos elementos de la operaci¢n con OVNIs. Concretamente "culpaban" al buque cablero de bandera brit nica Monarch, que seg£n datos de GEIFO, la noche del 29 de septiembre, estuvo trabajando muy cerca de la costa gaditana, siendo, por tanto, sus luces las denunciadas por los testigos. Independientemente que el relato de los j¢venes indicara que los objetos luminosos que hab¡an divisado se hallaban en el aire y sobre Conil. Para mas inri, añadieron que la observaci¢n de los humanoides y la sorprendente transformaci¢n ten¡a una explicaci¢n sencilla y nada extraordinaria. En realidad, al menos para ellos, se trataban de buzos pertenecientes al citado buque, que tras desembarcar de una zodiac, decidieron dar un paseo por el pueblo, tras colocarse unos albornoces y cambiarse de ropa all¡ mismo sobre la arena de la playa. Las descomunales huellas las produjeron los buzos al andar con las aletas puestas en la orilla...

No es de extrañar esta actitud abiertamente cr¡tica por parte de los integrantes del GEIFO, ya que siempre han destacado por su radical y desmesurado escepticismo ante cualquier manifestaci¢n OVNI.

Lo anecd¢tico del presente caso, para sonroje de mas de uno, es que el capit n del Monarch, el Sr. Donaghy, refiri¢ a Juan Jos‚ Ben¡tez en una entrevista personal, que el cablero bajo su mando estuvo, como m¡nimo, a 50 Km de distancia de la costa aquella noche, lo que impedir¡a l¢gicamente la visibilidad de sus luces desde tierra. Las pesquisas de Ben¡tez tampoco hallaron pruebas de la presencia de dos buceadores nocturnos en la playa...

Adem s Donaghy, añadi¢ otro detalle desconcertante durante la interesante conversaci¢n que mantuvo con el bravo periodista navarro, desde su nav¡o, el capit n y su tripulaci¢n observaron unas extrañas luces rojas en el horizonte, que pensaron podr¡a tratarse de un barco en apuros por lo que decidieron ponerse en comunicaci¢n con ellos, sin embargo, a trav‚s de la emisora recibieron una respuesta, en perfecto ingles, informandoles que se trataban de pescadores y que se hallaban en perfectas condiciones....

Pero la historia no acaba aqu¡ para horror del GEIFO... otros testigos aun deb¡an de confirmar que los incidentes del 29 de septiembre no eran resultado de la calenturienta mente de cinco imaginativos adolescentes... y que los buzos no pod¡an estar en todas partes... aunque fueran en zodiac... o en el "barco volador"...

LLEGAR Y BESAR "EL SANTO"

"Tuve la gran suerte de ver con mis propios ojos a seres de otros mundos -el domingo 15 de octubre de 1989-, cuando investigaba el complejo fen¢meno ovni ocurrido en Conil de la Frontera, en C diz, la noche del 29 de septiembre de 1989, en que cinco j¢venes de la localidad tuvieron su primer "encuentro cercano" con humanoides". Quien as¡ de contundente se manifestaba era nuestro compañero y gran amigo Jes£s Borrego, quien tuvo la "fortuna" de toparse con la misteriosa pareja de "alemanes".

"Est bamos tomandonos unos refrescos en un bar -nos relat¢ Jes£s Borrego autor de decenas de art¡culos dedicados a los OVNIs y otros enigmas- cuando los chavales (se refiere a los testigos) se quedaron mirando a una pareja que les rebasaba en direcci¢n al mar. Lo extraño de ellos era la cabeza del hombre -rubio- as¡ como su elevada estatura. La cabeza, aunque presentaba un tamaño normal, ten¡a el nacimiento del pelo mas atr s de lo habitual, destac ndose una prominente frente. La estatura del hombre sobrepasaba los dos metros y la chica -morena- podr¡a tener mas de un metro noventa, y ambos llevaban el pelo largo".

Borrego actu¢ con sangre fr¡a y en compañ¡a de algunos de los chicos, decidi¢ seguir a la enigm tica pareja que se dirig¡a hacia el mar a una distancia de unos 150 metros. La visibilidad era buena y aunque era de noche, hab¡a luna llena. Entonces sucedi¢ algo inexplicable. La pareja hab¡a desaparecido s£bitamente, cosa que era pr cticamente imposible, teniendo en cuenta que all¡ no exist¡a obst culo alguno que dificultara la visi¢n. Cuando dirigieron la vista hacia la playa observaron un punto oscuro a lo lejos. Esta mancha, en el horizonte, ten¡a el tamaño de un bal¢n de f£tbol y segundo a segundo fue aumentando de tamaño conforme se iba acercando. Los dem s j¢venes, que se quedaron en el bar, pudieron ver en ese instante, aquella masa oscura que se aproximaba a una vertiginosa velocidad a los testigos. Parec¡a como si flotase en el aire y a veces avanzaba como si fuese empujada por una fuerza invisible.

Cuando lleg¢ casi a la altura del grupo de "exploraci¢n", pudieron apreciar que ten¡a forma humana y que se trataba de una chica. En un principio, dada la velocidad que llevaba, apenas pod¡an apreciar las piernas, sin embargo, una vez lleg¢ a la altura de los testigos se detuvo y continu¢ andando como si nada. Se desprendi¢ de la parte superior de la ropa y todos coincidieron en que se ve¡a perfectamente el contorno de su figura, a£n as¡ no pudieron ver bien sus rasgos faciales. Ellos se encontraban a unos 60 metros de la orilla y por tanto de la mujer, que estaba en el borde del mar. La enigm tica joven continu¢ caminando hacia poniente donde se encontr¢ con otra persona que nadie vio de donde sali¢. Seg£n Borrego, con la ayuda de Pedro Gonz lez, que le cronometr¢ el tiempo, "aquella persona hab¡a recorrido ¡cuatro kil¢metros en 45 segundos!". Tras este extraño percance, que les distrajo de su primer objetivo, procedieron a seguir las huellas marcadas en la arena por la pareja. Las de la chica apenas si se ve¡an, en cambio las del hombre las notaron muy profundas y de una longitud de casi 50 cm. Este detalle lo apreciaron n¡tidamente, ya que la arena estaba mojada. El rastro continuaba hasta adentrarse en el mar, "es como si hubiesen seguido su camino hacia el mar y hubiesen desaparecido en ‚l"... Pues bien, cuando los chicos y el sorprendido Borrego, que solo aspiraba en aquella jornada conseguir una simple entrevista, regresaban al pueblo "vimos de nuevo a la pareja de marras, ¡y con la ropa totalmente seca!." señala el experto investigador gaditano que no daba cr‚dito a sus ojos.

Juan Berm£dez nos explic¢ un nuevo detalle de la historia "cuando vimos a la pareja, a trav‚s de los prism ticos, parec¡a que el hombre me miraba fijamente, y eso que yo estaba escondido tras unos paneles publicitarios y a cierta distancia". Añadir que cuando pasaron ante ellos, en el pueblo, el hombre llevaba cara de pocos amigos y se les qued¢ mirando, pasando el brazo por encima del hombro de la chica en señal de protecci¢n. Juan Berm£dez les film¢ con una c mara de cine de 8 mm. Sin embargo cuando envi¢ la pel¡cula para su revelado a Madrid ‚sta sali¢ velada, y las im genes grabadas anteriormente ven¡an desordenadas a su vuelta...

"Solo puedo deciros una cosa -concluye Borrego- lo ocurrido en Conil de la Frontera, por muy inveros¡mil que parezca es real, yo fui testigo de ello, pese a quien pese". Dejamos a nuestro colega Jes£s Borrego, conscientes de que su testimonio era una pieza fundamental en todo este "endiablado" rompecabezas de los "infiltrados". Pues la historia se complicaba hasta limites inimaginables con el descubrimiento de nuevos datos. La noche del 29 de septiembre la pareja se hosped¢ en un hotel de Conil tal y como apuntaron los j¢venes. Pues bien, Juan Jos‚ Ben¡tez constat¢ que la documentaci¢n utilizada por el hombre y la mujer era falsa, aunque realmente los datos que facilitaron pertenec¡an a un matrimonio real alem n, pero que nunca hab¡a puesto un pie en España....

Pedro Gonz lez nos facilitar¡a nuevos detalles de los turistas "alemanes"; "El señor de pelo rubio lo hab¡amos visto anteriormente por el pueblo varias veces, pero a ra¡z de aquello y de lo que nos ocurri¢ con Borrego desapareci¢ s£bitamente sin dejar rastro. Algunos vecinos del pueblo lo conoc¡an y tuvieron la oportunidad de o¡rle hablar, comentaron que hablaba en varios idiomas. Tambi‚n escuche la historia de un crio de Conil que vio como un individuo muy alto y rubio despellejaba a un animal, al parecer un perro, en un lugar apartado de la playa, sin embargo, nadie tom¢ en consideraci¢n los comentarios del chico".

DE NUEVO UN GIGANTE EN LOS BATELES

Nuestras persistentes investigaciones en el litoral gaditano, en busca de mas testimonios que fortalecieran nuestras sospechas deb¡an de dar sus frutos... y as¡ fue. En el verano de 1993 seguimos la pista de un vecino de Conil que hab¡a tenido un siniestro encuentro con una gigantesca entidad...

Pero no fue hasta muchos años despu‚s, cuando al fin pudimos dar con el paradero del protagonista de ‚ste nuevo encuentro. En compañ¡a del infatigable Juan Jos‚ Ben¡tez, Pedro Gonz lez y mi inseparable compañera Mari Carmen Muñoz, conseguimos que a regañadientes Antonio M. nos relatara su crucial experiencia.

Nuestro testigo es un hombre honesto y trabajador que lo £nico que le interesa es sacar adelante a su familia. No quiere publicidad y solo nuestra persistencia ha conseguido que podamos acceder a su testimonio tras años de insistencia. "Sal¡ a mariscar temprano -nos relata Antonio-, era julio de 1993. Aun no hab¡a amanecido del todo y no hab¡a mucha claridad. Iba por la playa de los Bateles y mientras andaba por la orilla me cruce, a una distancia, con un "persona", aunque solo vi la silueta, le salude y segu¡ andando. Al momento pens‚ que "tio" mas alto, pues su altura era considerable. Entonces o¡ un ruido, un sonido como un silbido por detr s m¡a. Y al volver la vista lo vi bien... Era una cosa enorme. Con un traje negro pegado, con una cabeza enorme y dos ojos negros...". Antonio M. nos indica que el humanoide que le sali¢ al paso pod¡a medir unos tres metros de altura, y que su cabeza era desproporcionada en comparaci¢n con el resto del cuerpo. Incluso llego a afirmar que le costar¡a estar de pie en la habitaci¢n donde nos encontr bamos haciendole la entrevista. Parec¡a flotar en el aire, no muy lejos de la orilla, manteniendo una curiosa postura, ya que ten¡a ligeramente flexionado los hombros y las rodillas dando un aspecto de relajaci¢n. Tambi‚n nos explica que en esos momentos del encuentro, curiosamente, no sinti¢ ning£n temor ante la aparici¢n, y decidi¢ acercarse al misterioso ser, comprobando como ‚ste se alejaba hac¡a atr s levitando. El joven pretend¡a acercarse pero aquel humanoide era esquivo. Sin embargo, en una de las intentonas, el inquietante gigante se le aproxima.

En medio del silencio del amanecer, de nuevo se escuchan los extraños silbidos que parec¡an provenir del visitante. Antonio, sin saber de donde le sali¢ el valor, le contest¢ imitando el sonido agudo. El gigante parece sorprenderse dando un salto hacia atr s. Al comprobar que el ser se asusta nuestro protagonista vuelve a aproximarse. Ante sus at¢nitos ojos, aquella criatura, en menos de un segundo y sin que sepa como, se sit£a tras ‚l.

Antonio, un poco m s nervioso se vuelve y el ser realiza el mismo movimiento, coloc ndose de nuevo a sus espaldas. Fue entonces cuando el joven gaditano se siente mas inseguro y decide marcharse de all¡ dejando al inquieto gigante a su espalda. No acabar¡an ah¡ sus sobresaltos. Cuando llevaba un rato caminando a buen ritmo, se topa de nuevo al extraño humanoide frente a ‚l. Esta vez no se detuvo a contemplarlo, y sigui¢ su camino sin mayores incidentes hasta su domicilio. Es all¡ cuando, tras cerrar la puerta, una desagradable sensaci¢n se va apoderando de su cuerpo, y el terror hace mella en nuestro, hasta entonces impert‚rrito, testigo. La experiencia de Antonio M. es muy interesante, pues la descripci¢n de la fisionom¡a del humanoide coincide extraordinariamente con la reseñada por sus convecinos en el año 1989. Sobre todo la menci¢n a una desmesurada cabeza en forma de pera invertida, de tonalidad blanca p lida y con unos ojos negros ahuevados. Pero hay mas. La descripci¢n facilitada por ‚ste nuevo testigo, arroja un detalle singular, pues advirti¢ en la espalda del gigante, una delgada franja blanca vertical cubierta de vello.

Sin duda la historia parec¡a encajar. Pero las sorpresas no hab¡an hecho mas que comenzar, en aquellos momentos no pod¡amos imaginar que en las mismas fechas del c‚lebre episodio de la "transformaci¢n" en otras localidades gaditanas sobrevinieron otros hechos no menos inquietantes...

OTROS ENIGMµTICOS ENCUENTROS EN ALGECIRAS , BARBATE Y CHICLANA

Nuestro viaje hace escala en la ciudad de Algeciras. Andr‚s G¢mez Serrano es un veterano investigador de OVNIs de Algeciras que lleva mas de 5 d‚cadas dedicadas al concienzudo estudio y recopilaci¢n de encuentros con los No Identificados en toda la comarca del campo de Gibraltar. En su extenso archivo existe otra pieza clave para nuestro particular puzzle. De nuevo seguimos y encontramos el rastro de los humanoides de Conil. "El caso que te puede interesar ocurri¢ un verano a finales de la d‚cada de los ochenta - nos refiere G¢mez Serrano en el interior de su acogedora casa, un autentico museo de la investigaci¢n ufol¢gica- el testigo no recuerda la fecha exacta del mismo, pero lo que no olvidara jamas fue el susto que se llev¢ aquella noche, eso seguro. Ten¡a un chiringuito en la playa de Getares (Algeciras) era tarde, ya hab¡a cerrado y no quedaba nadie en el lugar. Estaba cerrando el puesto cuando lo vio venir del agua, de la parte de la orilla. Me dijo que era un ser enorme, muy alto y vest¡a un traje muy raro oscuro, de color negro, y lo mas extraño de todo era que ven¡a caminando sobre el agua, flotando, aunque no mov¡a sus pies, si no que mas bien se desplazaba como deslizandole hacia adelante. No pudo ver detalles de la cara ni nada mas... el traje le pareci¢ como una t£nica pero algo ajustada pues se notaba perfectamente las piernas... Le entr¢ un miedo de muerte y salio corriendo dejando todo all¡ por medio, sin guardar ni sillas ni mesas. Fijate el susto que tendr¡a que subi¢ por medio del campo en direcci¢n al cuartel de la Guardia Civil que estaba pr¢ximo para dar cuenta de lo que hab¡a visto. Cuando le calmaron y bajaron a la playa all¡ no vieron nada. El gigante hab¡a desparecido...".

Con las fechas que barajamos para el presente caso podr¡amos situarnos, incluso, pocas semanas antes de los hechos de Conil de la Frontera (Algeciras se halla a unos 77 Km de distancia de Conil) pero lo mas curioso es que, tambi‚n, sobre la mismas ‚poca otro hecho excepcional ocurri¢ ‚sta vez en la paradisiaca playa de Caños de Meca (Barbate se halla a unos 21 Km de distancia de Conil). Nuestro protagonista Francisco H. no hab¡a dado mayor importancia a su "visi¢n", no obstante cuando su hijo por cuestiones del azar, muchos años despu‚s conoci¢ lo ocurrido en Conil inmediatamente lo relacion¢ con la rara experiencia vivida por su padre en la playa de Barbate. No obstante hay que señalar que tampoco recuerdan con exactitud la fecha del incidente, pero lo sit£an entre el verano del año 1989 o 1990. Aunque son naturales de Huelva, en aquellos años pasaban las vacaciones acampando en Caños de Meca. Ser¡a el mes de julio o agosto, el matrimonio de unos 40 años y sus dos hijos dorm¡an en una tienda de campaña instalada en la propia playa a una distancia prudencial de la orilla para evitar las subidas de la marea. Sucedi¢ de madrugada, cuando Francisco despert¢ de repente y vio, a trav‚s de la puerta de la caseta (que tenia una "cuadrado" de platico trasparente a forma de ventana) dos siluetas que le observaban detenidamente en completo silencio e inm¢viles. Eran dos humanoides, vestidos de blanco y no pod¡a distinguir bien sus facciones. Estaban muy cerca de la tienda de campaña observando a los inquilinos de la tienda mientras dormitaban. Tambi‚n cree recordar que en el fondo, junto a la orilla de la playa hab¡a otros seres id‚nticos andando de un lugar para otro como buscando algo.

Un dato interesante de la experiencia narrada por Francisco es que ten¡a la extraña sensaci¢n, durante los instantes finales del encuentro, que aquellos individuos le quer¡an decir algo, que quer¡an entrar en contacto con ‚l, pero no se produjo, aparentemente ning£n tipo de comunicaci¢n. Por su aspecto parec¡an humanos, aunque su indumentaria era muy extraña totalmente blanca de una sola pieza y una tonalidad que nunca hab¡a visto antes. Sin aperente l¢gica, Francisco se qued¢ dormido, frente a la inquietante presencia de dos extraños frente a la tienda donde descansaba su familia, recordando el enigm tico episodio nocturno a la mañana siguiente cuando se lo refiri¢ a su esposa e hijos durante el desayuno, indicando que no sab¡a muy bien lo que sucedi¢ aquella madrugada, pero, sin duda, hab¡a sido la cosa mas rara que le hab¡a pasado en la vida...

Pero a£n hay un caso mas asombroso, sobre todo por la fecha en el que se produjo. Gracias al reportero y escritor Iker Jim‚nez tuve conocimiento de un evento ocurrido el d¡a antes del encuentro de los Bateles, o sea el 28 de septiembre de 1989. En ‚sta ocasi¢n la fecha es recordada perfectamente. El lugar, un bosque situado en Roche (Chiclana), que "causalmente" colinda con la playa de Conil. Varios j¢venes se hallaban jugando en el interior del bosque, cuando unos incomprensibles ruidos y un fuerte viento azot¢ los arbustos provocando gran miedo en el grupo. Entre los arboles y la vegetaci¢n observan, despavoridos, la presencia de una figura estilizada muy alta que se desplaza entre los arboles. Un silencio parece apoderarse entonces del bosque. Javier Gala, uno de los chicos, recuerda lo sucedido aquella noche y afirma que el siniestro individuo " era bastante alto, delgado, tenia largos brazos y era como una sombra de color morado y marr¢n que cambiaba de tonalidad, lo vimos desplazarse de un lugar para otro, parec¡a correr".

Lo mas irritante es que la criatura, similar en aspecto al Big-Foot (Pies Grandes), pero mas delgada, parec¡a estar en muchos lugares a la vez, pues varios testigos lo ve¡an pr cticamente en muy poco espacio de tiempo. Los j¢venes huyeron presa del p nico y a las pocos d¡as leyeron en la prensa lo que hab¡a sucedido en Conil. Por temor a la repercusi¢n decidieron silenciar su experiencia...

EXTRAÑOS "DEPORTISTAS"

Pero los humanoides deber¡an de regresar por en‚sima vez al litoral gaditano, nuestro abogado espera impaciente para terminar el relato de su extraordinario encuentro con dos humanoides a la carrera en el año 1992, muy cerca de la playa de los Bateles, cuando estaban a punto de pasar la noche a la intemperie tranquilamente. El cielo estaba despejado y una suave pero constante brisa de levante golpeaba el rostro de los dos sorprendidos excursionistas, la luna en cuarto creciente era muda testigo de los hechos:

"Todo qued¢ en silencio de repente -continua Luis S.- las gaviotas que escuch bamos hasta hace un momento dejaron de hacer ruido, era muy extraño..., todo estaba en el m s absoluto silencio, entonces cuando esas dos "personas" se nos acercaron a menos de 10 o 12 mt, vimos que eran unos seres delgados, de unos 2.20 mt de altura, y que los dos iban incre¡blemente sincronizados en el movimiento. Ambos seres mov¡an las piernas y los brazos a la vez. Apenas mov¡an las articulaciones, no se ve¡a que tocaran el suelo, pero tampoco os lo puedo asegurar. Iban corriendo, a la velocidad de una persona que fuera en bicicleta, no muy deprisa pero tampoco a un paso normal...".

Luis y Ram¢n segu¡an con la mirada las evoluciones asombrosamente sim‚tricas de los dos extraños humanoides, mientras permanec¡an inm¢viles en sus respectivos sacos de dormir. Al pasar cerca de donde ellos se encontraban, Luis se cerciora sin lugar a dudas de que no son seres humanos...

"Vest¡an con unos monos, no excesivamente ajustados -continua Luis-, de color gris perla, de color brillante como las tela de raso, pero no era metalizado, no brillaba. La cabeza era muy extraña, algo m s grande que la nuestra, totalmente calvos y con unos enormes ojos negros rasgados, inexpresivos. Su nariz era muy pequeña, casi chatos, la barbilla por el contrario era muy pronunciada, y su piel era gris cea muy p lida. Ten¡an como una especie de capa corta por detr s y llevaban botas, pero de estos detalles no me acuerdo muy bien. No parec¡a que nos vieran, nosotros est bamos a unos 15 o 20 mt del mar y ellos pasaron por delante nuestra hasta que se perdieron en la lejan¡a, yo calculo que todo duro apenas dos minutos". Los dos humanoides realizaron una trayectoria paralela a la l¡nea de playa y en ning£n momento cambiaron de velocidad ni de movimientos, tampoco giraron la cabeza.

¿ABDUCCIDOS?

Luis recuerda que su compañero estaba muy nervioso tras la repentina aparici¢n de los seres e incluso quer¡a marcharse de all¡, pero tras dialogar unos minutos con ‚l, decidieron quedarse en el mismo sitio. Al poco tiempo, Ram¢n "inexplicablemente", a pesar del p nico que hab¡a contra¡do, se qued¢ profundamente dormido. Sin embargo, Luis que hab¡a permanecido m s tranquilo durante la experiencia, no pod¡a conciliar el sueño. Horas mas tarde, de madrugada, entre el cabo Roche y un faro existente en la zona, Luis pudo observar, en el cielo, a baja altura, una extraña luz amarilla "mortecina" que destacaba entre las luces de los pesqueros que faenaban en las proximidades. Tras intensificarse durante unos segundos, la misteriosas luz se fue desvaneciendo poco a poco hasta que Luis dej¢ de contemplarla. Minutos despu‚s Luis se qued¢ dormido y tuvo una terror¡fica "pesadilla": "Est bamos en la playa y aparecieron de nuevo los seres -expone Luis- pero esta vez eran 7 u 8. Nos cogieron a mi amigo y a mi y nos separaron. Me llevaron a una extraña habitaci¢n que ten¡a el mismo color de la luz que vi antes en la playa... me despert‚ y comprob‚ que solo hab¡a dormido unos 15 minutos... no pude conciliar el sueño en el resto de la noche...". (Seria interesante realizarle un regresi¢n hipn¢tica a Luis para conocer que puede esconderse tras ‚sta notable experiencia "on¡rica", pero ‚ste es muy reacio a ello).

Al d¡a siguiente, Luis y Ram¢n, marcharon del lugar sin poder despejar de sus mentes aquel furtivo encuentro con los extraños humanoides...

Curiosamente, sin Luis conocer los pormenores del "affaire" de Conil, nos coment¢ en el transcurso de la entrevista un incidente que nos recuerda extraordinariamente al incre¡ble episodio vivido por el uf¢logo Jes£s Borrego. Nuestro testigo asegura que horas antes de que viera a los dos seres en la playa del Palmar, casi al anochecer, estando en un bar de Conil, vieron a una extraña pareja de extranjeros de apariencia n¢rdica. A Luis le llam¢ la atenci¢n que iban muy distantes entre ellos (no iban cogidos de la mano), sin hablar y andando hacia adelante. La chica que cruz¢ una mirada con nuestro testigo, ten¡a los ojos de un azul muy intenso y ambos llevaban el pelo corto. Al entrar la pareja en la playa a unos 200 o 300 mt desaparecieron misteriosamente de la vista del abogado...

¿QUIEN DIJO QUE ERAN BUZOS?

Las investigaciones no han acabado. Mis continuas idas y venidas por distintos puntos de la geograf¡a gaditana en busca de mas pruebas y datos siguen dando sus frutos. Uno de los £ltimos casos que he podido recopilar, apenas hace unos meses, es sencillamente sorprendente, pues entre otras cosas, me ha llevado a conocer varios sucesos desconcertantes ocurridos en otra ciudad de la Tacita de Plata de la que no ten¡a noticias hasta la fecha. Fueron unos buenos amigos Carolina y Jos‚ los que me dieron un toque de atenci¢n a trav‚s de un providencial correo electr¢nico. Gracias a ellos pude escuchar el escalofriante testimonio de Eva J., una maestra de escuela que guardaba un secreto desde hacia varias d‚cadas. Seg£n me relat¢, una vez que nos acomodamos en una acogedora salita de su domicilio, en los años setenta, al poco de terminar la carrera, vivi¢ un acontecimiento para el que no ha podido hallar una explicaci¢n l¢gica pese al gran tiempo transcurrido. Las primeras anotaciones de mi cuaderno de campo son suficientes; Era de noche y Eva celebraba junto a un grupo de amigos universitarios una pl cida barbacoa en la playa. De pronto, frente a la at¢nita mirada de los j¢venes all¡ congregados, surgi¢ un enorme ser de la orilla. Se trataba de un humanoide enfundado en un traje oscuro que progresaba a grandes zancadas. El inquietante visitante nocturno avanz¢ por la playa en direcci¢n al pueblo. Su estatura simplemente impresionante... mas de tres metros de altura...

En la misma localidad gaditana (cuyo nombre reservo a conciencia para preservar futuras indagaciones) sucedi¢ otro hecho inusitado del que existe un parte policial y que conoc¡ gracias a la intervenci¢n de otro buen amigo, amante de los misterios, Jos‚ Luis Garc¡a. Sucedi¢ la mañana del 1 de enero del 2003. Un matrimonio sevillano denunci¢ ante las autoridades locales, que hab¡an presenciado horrorizados como una mujer de extrañas facciones y de apariencia extranjera, alemana tal vez, se introdujo en el mar andando sobre lo que parec¡a un camino de piedras, hundiendose lentamente en el mar con los brazos semi-levantados en cruz, en una extravagante posici¢n. La mujer se sumergi¢ despacio en el agua hasta desaparecer completamente.

Dos polic¡as municipales acudieron al auxili¢ de la supuesta "suicida" comprobando que no hab¡a nadie en el agua. Apenas hab¡an pasado 5 minutos desde que se diera aviso a las autoridades del percance, pero no hallaron nada en un minucioso rastreo de la orilla. Lo mas chocante de la historia es que los miembros de la polic¡a local comprobaron, al penetrar en el agua, en su b£squeda desesperada de la supuesta victima, la total ausencia de un camino recto y uniforme tal y como presenciaron los testigos. El terreno era muy abrupto y una persona se hubiera sumergido a los pocos segundos de avanzar. Todo esto quedo reflejado perfectamente en un parte oficial al que hemos tenido acceso...

Tambi‚n he podido entrevistarme con agentes de ‚sta misma comisaria que han protagonizado otros hechos asombrosos...

Marzo 2006. Lo dicho... la investigaci¢n no ha concluido...

martes 22 de septiembre de 2009

Casos de “transformaci¢n” ovni



En 1980 se dio un caso muy interesante. Un guardia civil de tr fico, en las proximidades de Jerez de la Frontera, hab¡a sido testigo de excepci¢n de unos hechos sorprendentes.

El hombre, tras perseguir con su moto a un objeto volador no identificado, comprob¢ at¢nito como la nave se “convert¡a” primero en un silencioso cami¢n de mudanzas y, posteriormente, en dos lujosos autom¢viles, perfectamente orillados en la carretera de Trebujena. Y lleg¢ a ver a los ocupantes del primer turismo, conversando, incluso, con el conductor. Aquellos “individuos” eran -o parec¡an- seres humanos normales y corrientes.

En julio de 1978 dos muchachas norteamericanas protagonizaban una historia muy similar. La informaci¢n proporcionada por Ignacio Darnaude, dec¡a as¡:

“Conduciendo a lo largo de un tramo de la carretera despejado y solitario, al sur de Wyoming, Mickie Eckert y su amiga Kathy Eckard, de unos veinte años, fueron a vivir lo que el prestigioso investigador de ovnis Timothy Green Beckley ha denominado “el encuentro ovni m s extraño que se ha visto jam s”.

Las mujeres se dirig¡an hacia el este, hacia Nebraska, y se detuvieron en la orilla de la carretera para interesarse por lo que parec¡a un accidente. Dirigiendo las luces hacia el lugar en cuesti¢n, se quedaron de piedra al ver tres objetos circulares que se hallaban suspendidos en el aire, a varios pies del suelo.

“Y de pronto, aquellos objetos se transformaron en dos coches deportivos. Y avanzaron hacia nosotras”.

Aterradas, las j¢venes saltaron hacia su autom¢vil, alej ndose a gran velocidad. Pero, s£bitamente, por detr s, brillaron unas luces. Eran dos camiones… Dos camiones que, al parecer, surgieron de la nada.

Las mujeres optaron entonces por dar la vuelta, dirigi‚ndose a Salt Lake City, pero los misteriosos camiones hicieron lo propio, reanudando la persecuci¢n. Al cabo de muchas millas lograron distanciarse, entrando finalmente en la ciudad. Y respiraron aliviadas. Entraron en un gran almac‚n y terminaron ri‚ndose de lo ocurrido. Pero, al regresar al aparcamiento, Mickie descubri¢ una pequeña luz, del tamaño de un bal¢n de baloncesto inm¢vil sobre la zona. Se precipitaron nuevamente hacia el coche y huyeron. Y durante varios cientos de millas todo discurri¢ con normalidad. Pero, al cruzar una silenciosa y pequeña localidad del centro de Wyoming, dos enormes objetos se situaron a la altura del turismo, acompañ ndolo. Mickie aceler¢, pero el veh¡culo no respond¡a, como si una extraña fuerza lo manejara.

Finalmente en un paraje solitario el coche se detuvo misteriosamente y en ese instante una bola de luz penetr¢ en el interior del turismo, alcanzando a kathy. Acto seguido, esfera y ovni desaparecieron.

Desconcertadas y muertas de miedo, las mujeres entonces vieron aparecer dos largas caravanas de camiones que circulaban en ambos sentidos y antes de que acertaran a reaccionar, se convirtieron en ovnis triangulares, provistos de sendas c£pulas y volando a seis pies del suelo. Y tras experimentar una sacudida, el coche fue elevado a unos seis metros de la carretera. Pero la pesadilla no hab¡a terminado.

Al ser devueltas a tierra apareci¢ frente a ellas otro autom¢vil. Kathy, sin imaginar lo que se avecinaba, salt¢ del coche, corriendo hacia el conductor. Al poco, su compañera la vio regresar con el rostro demudado.

-¡Vu‚lvete! - le grit¢ a Mickie.

Y ‚sta descubri¢ la presencia de un enorme perro negro con los dientes incandescentes. Y en ese instante, en el interior del veh¡culo de las norteamericanas, sentado en el asiento trasero, apareci¢ un extraño individuo. Las mujeres huyeron aterradas y coche, perro e individuo se extinguieron.

Y en el silencio de la noche surgi¢ un ruido sordo y lejano.

“Se nos pusieron los pelos de punta. Un grupo de luces apareci¢ en el horizonte. Y aquel ruido se hac¡a cada vez m s intenso. Y de pronto las luces se reunieron, transform ndose en una gigantesca nave. Y una potent¡sima luz naranja nos ceg¢.

Era incre¡ble –coment¢ Mickie-. La carretera se llen¢ de gente. Eran decenas, quiz s cientos de personas, transportando tubos… ”

Pero s£bitamente todo desapareci¢. El coche se neg¢ a arrancar y, al poco, se aproxim¢ un veh¡culo. El conductor dijo que se dirig¡a a Chicago y se ofreci¢ a trasladar a las confundidas y aterrorizadas mujeres.

“Nos detuvimos en un motel y alquilamos una habitaci¢n, pero nada m s cerrar las puertas las luces se apagaron y se encendi¢ el televisor y una tenue iluminaci¢n se filtr¢ por las paredes, entonces comprendimos que no hab¡amos escapado”.

Tras una noche en vela, Mickie y Kathy telefonearon a un polic¡a y, al acompañarlas al paraje en donde hab¡a quedado el coche, todo parec¡a cambiado: la barandilla de protecci¢n de la carretera era diferente, as¡ como las señales y la totalidad del entorno. En los campos cercanos fueron encontrados los restos de una vaca y una oveja. De la primera solo quedaba el esqueleto. La segunda apareci¢ despellejada…

Un joven, vecino de Monforte de Lemos narra lo siguiente:

“En agosto de 1995, en plenas fiestas patronales, acud¡ con mi novia al parque situado al pi‚ del castillo. La noche era espl‚ndida y poco antes de las doce, por el oeste, observamos una luz, era como una pelota de tenis con un halo o bruma alrededor. El color era blanco. Un blanco mate muy raro… Y fue aproxim ndose. Pero lo hac¡a con extrañas oscilaciones, algo as¡ como un movimiento en zigzag, pero en vertical… Y en silencio, sin ruido alguno. Termin¢ por situarse casi sobre nuestras cabezas.

Nos quedamos mudos… Y de pronto, no s‚ c¢mo explicarlo, aquella esfera luminosa se aniquil¢… y al mismo tiempo (?) vimos aparecer un avi¢n de pasajeros… ¡Fue asombroso!...Era un avi¢n normal, con las luces y el sonido t¡pico… Un sonido que llegaba en oleadas, como en los aparatos de h‚lice. Estimamos su altitud en unos tres mil metros, aproximadamente. Y el “avi¢n” al “salir” (?) de la esfera cambi¢ de rumbo desapareciendo hacia el sur.

El cielo estaba despejado y, en esos momentos, no vimos avi¢n alguno. La aproximaci¢n de la esfera blanca dur¢ alrededor de tres minutos. En ese tiempo, de haber coincidido con un tr fico normal, lo habr¡amos detectado.

Lo que ya no s‚ concretar es si dicha esfera se convirti¢ en el aparato o si ‚ste “sali¢” de la bola luminosa… Todo fue instant neo. La “pelota” de luz desapareci¢ y, en su lugar, insisto, surgi¢ el avi¢n… Y lo hizo cuando aqu‚lla se hallaba inm¢vil”.

En otras palabras, seg£n el testigo, el supuesto “avi¢n” comenz¢ a volar ¡en el aire y partiendo de velocidad cero!

Fuente: “Ricky B”; J. J. Ben¡tez

lunes 21 de septiembre de 2009

El Cementerio Ingl‚s de M laga.



Saint George Cemetery

Año 1787, Carlos III a trav‚s de una Real C‚dula, proh¡be los entierros intramuros en todos los pueblos y ciudades de España, incluyendo el interior de las iglesias y los espacios parroquiales. Comienza la construcci¢n de numerosos cementerios en las afueras de las ciudades, alejados y aireados, para evitar los contagios y las epidemias que tan de cabeza traen a las autoridades en aquellos tiempos.

Comienzos del siglo XIX, M laga. La ciudad ya tiene sus nuevos cementerios en funcionamiento, pero en ellos solo tienen cabida los residentes cat¢licos y los aires no soplan demasiado bien para los extranjeros protestantes que abundan en todos los pueblos de la costa andaluza. Los difuntos no cat¢licos son enterrados al anochecer en cualquier lugar discreto, como uso preferente se usan las playas cercanas, donde los cuerpos no tardan en emerger de la arena, siendo arrastrados por las olas hacia el mar o, en el peor de los casos, devorados por las alimañas.

En este punto, aparece la figura del c¢nsul brit nico William Mark, que luchar¡a y se preocupar¡a para que sus conciudadanos tuviesen un entierro digno en estas tierras. Tras años de constantes peticiones, el 11 de abril de 1838, por Real Orden de Fernando VII se ceder¡a un terreno situado en el este de la ciudad a dicho c¢nsul y se erigi¢ el primer campo santo ingl‚s para protestantes en el Paseo de Reding. El primer cementerio protestante de la Costa del Sol.

El cementerio-jard¡n, no tardar¡a en destacar del resto por su belleza. Monumentales panteones y rom nticos jard¡nes, donde la naturaleza se mezcla con la muerte. Muchos personajes c‚lebres est n enterrados en ‚ste lugar. Robert Boyd, famoso militante liberal que luch¢ contra el absolutismo de Fernando VII. William Mark, el c¢nsul y precursor del mismo cementerio. Jorge Guill‚m, conocido poeta que pidi¢ ser enterrado en ‚ste cementerio. Los marinos alemanes fallecidos en el naufragio en las costas malagueñas de la fragata Gneiseau, all  por el año 1900. La poet¡sa Gamel Woosley y su esposo, el hispanista Gerald Brenan, que falleci¢ catorce años antes que su esposa y que fue conservado en formol durante esos años en la Universidad de Medicina, y un largo etc‚tera de personajes de importancia en la vida de M laga.

Leyendas y hechos ins¢litos en el cementerio

Sin duda, lo m s llamativo del camposanto es la vieja leyenda brit nica que lo envuelve y que asegura que la £ltima persona que es enterrada en un cementerio se convierte en su guardi n. Este debe velar por la seguridad de las almas all¡ congregadas hasta que un nuevo difunto sea inhumado y ocupe el puesto del anterior vig¡a. En el camposanto de Saint George se mantiene muy viva esta tradici¢n, y son muchos los que creen en ella. Parad¢jicamente, el £ltimo fallecido de este cementerio es Antonio Alcaide, quien fue vigilante en vida del m gico enclave. Ahora la tradici¢n señala que es el guardi n espiritual de los muertos all¡ enterrados. Y parece que ser  as¡ por mucho tiempo, ya que por decreto no se volver  a enterrar a nadie en la necr¢polis brit nica.

La figura errante del guardi n del cementerio ha sido observada vagando por los sinuosos caminos del camposanto por los vecinos que habitan en las viviendas colindantes al cementerio, as¡ como por m£ltiples visitantes que han penetrado en sus dominios. Por ello, en los £ltimos años, a modo de atracci¢n tur¡stica, se realizan recorridos guiados por el cementerio en mitad de la noche.

Personas de toda condici¢n social y edad, deseosas de conocer este importante patrimonio malagueño, han realizado este camino nocturno y m s de uno se ha llevado desagradables sorpresas. Aseguran haber sido tocados por manos invisibles, haber o¡do pasos donde no hab¡a nadie y haber escuchado voces provenientes de la nada.

En una de estas excursiones por Saint George, un nutrido grupo de turistas paseaba por el cementerio tras el gu¡a, que ataviado con un h bito de monje, narraba la historia y las leyendas del viejo camposanto. En mitad del evento, cuando la comitiva penetraba en la zona antigua y boscosa de la necr¢polis, parte del grupo de gir¢ para observar un repentino resplandor que apareci¢ por sorpresa a lo lejos dentro de los m rgenes del recinto. Poco a poco, la luz se fue acercando y se pareci¢ la figura de un hombre, candil en mano, que caminaba renqueando. Los turistas sonrieron y aplaudieron la escena imaginando que formaba parte del espect culo. Todos menos el gu¡a, que con el rostro blanco y estupefacto, hab¡a enmudecido al observar al espectral inquilino.

“Todos, menos el gu¡a, pensaron que aquella figura pertenec¡a a alg£n actor del Ghost Tour, pero no ten¡a nada que ver con el evento. Es m s, a los pocos segundos desapareci¢ y no pudieron dar con ‚l a pesar de que la puerta principal estaba cerrada con llave. Dado el estado de p nico de nuestro gu¡a, aquella noche tuvimos que suspender el show”

El  ngel encantado



Incluso Antonio Alcalde fue protagonista de uno de estos sucesos inexplicables mientras velaba por el mantenimiento de la necr¢polis anglicana, heredero de una labor que ya hab¡an desarrollado su padre y su abuelo. Un d¡a vio c¢mo un hombre de aspecto extravagante sub¡a la cuesta principal del cementerio y comenzaba a caminar de un lado a otro con la mirada perdida y un gesto extraño en el rostro.

Al aproximarse a uno de los mausoleos, que pose¡a una enorme figura de un  ngel a tamaño natural, se qued¢ mir ndolo fijamente. Cuando Antonio se acerc¢ para saludar al reci‚n llegado, este entabl¢ una conversaci¢n con ‚l. Pero lo que le cont¢ escapaba a toda l¢gica. Aquel individuo sosten¡a que el arc ngel custodio que se encontraba sobre la tumba no era solamente de m rmol, sino que bajo aquella coraza estaba el cuerpo de una muchacha difunta. Pocas palabras m s salieron de los labios de aquel hombre, y las que lo hicieron fueron para manifestar que el  ngel estaba vivo gracias al alma de la joven fallecida que custodiaba la figura y que as¡ perdurar¡a a trav‚s de los siglos.

La tumba de Violette



Una de las tumbas m s populares del cementerio brit nico es la de la niña Violeta. Se trata de un modesto enterramiento de m rmol blanco, adornado con una cruz celta incrustada en un c¡rculo, que es el s¡mbolo c¢smico de la vida. Pero lo m s singular es el epitafio que figura en su l pida, en el que sus familiares compararon la corta edad de la pequeña desaparecida con la duraci¢n de la planta de la que tom¢ su nombre:

“… lo que viven las violetas…”

Fuente: http://tejiendoelmundo.wordpress.com/

s bado 19 de septiembre de 2009

Caso Manises





El 11 de noviembre de 1979 ocurri¢ un acontecimiento a‚reo donde estuvo implicado un avi¢n de pasajeros cargado con jubilados austriacos que se vio obligado a aterrizar ante el acoso que estaba sufriendo por parte de dos luces rojas que se acercaban peligrosamente a la cabina del avi¢n.

El aterrizaje de emergencia y las implicaciones de car cter pol¡tico que conllevaron, junto con la respectiva investigaci¢n militar, hacen de ‚l el caso ovni m s importante de la ufolog¡a española.

LOS HECHOS

Con un retraso de 60 minutos respecto a su hora de salida despega el Supercaravelle de la compañ¡a TAE, vuelo JK-297, procedente de Salzburgo (Austria). Tras haber hecho escala en el aeropuerto de Son Sant Joan de Mallorca (Islas Baleares), cuando se dirig¡a a Tenerife, el comandante Francisco Javier Lerdo de Tejada, junto con su copiloto, Ram¢n Suazu, y su mec nico, Francisco Javier Rodr¡guez, recibe una notificaci¢n de Control Barcelona para que sintonice el canal de emergencia e intente “descifrar” una señal de socorro que resulta irreconocible.

A los pocos minutos el mec nico avisa a ambos pilotos de la presencia de unas luces rojas que se dirig¡an en rumbo de colisi¢n hacia el avi¢n. Las luces se aproximaban por el lado izquierdo de la aeronave y parec¡an haber surgido de la nada.

El comandante, tras comprobar la veracidad de lo que afirmaba su mec nico, se pone en contacto nuevamente con Control Barcelona para pedir informaci¢n sobre ese tr fico que se aproximaba y pod¡a poner en peligro la integridad del aparato y de sus pasajeros. Pero la contestaci¢n que consigui¢ no sirvi¢ precisamente para tranquilizar sus  nimos pues no hab¡a ning£n tipo de tr fico notificado.

Asciende a 28000 pies en un intento de comprobar si las luces est n dirigidas por alg£n tipo de inteligencia; como respuesta consigui¢ una mayor aceleraci¢n y aproximaci¢n del objeto, que se coloc¢ a menos de media milla.

Los ocho minutos siguientes llenaron de terror a la tripulaci¢n, pues las dos luces rojas comenzaron a realizar una serie de maniobras imposibles. Ascendi¢, descendi¢ y revolote¢ alrededor del avi¢n de la TAE... parec¡a jugar con ‚l. Nadie puso en duda ni discuti¢ la decisi¢n del comandante Lerdo de Tejada al no querer continuar el viaje y desviar su rumbo hacia el aeropuerto de Manises, en Valencia, solicitando la intervenci¢n de interceptores militares para que identificaran al objeto an¢malo.

Mientras esto ocurr¡a el controlador del radar de la Base A‚rea de Torrej¢n de Ardoz (Madrid) estaba atento a sus pantallas. No consegu¡a captar ning£n eco persiguiendo al TAE-297, pero s¡ lo hac¡a el radar del Escuadr¢n de Vigilancia A‚rea de Benidorm, que distingui¢ hasta cinco objetos volando entre 9000 y 11000 pies.

Cuarenta testigos en tierra, encabezados por Miguel Morl n, director en funciones del aeropuerto valenciano, aunque en posteriores investigaciones neg¢ esta afirmaci¢n, vieron hasta tres objetos muy pr¢ximos a las instalaciones. Tal era la aproximaci¢n que realizaron que, pensando de que se tratase de alg£n avi¢n en peligro o del avi¢n militar que deb¡a salir en misi¢n de interceptaci¢n, encendieron las luces de las pistas de aterrizaje. Pero el caza a£n no hab¡a despegado.

Un Mirage F-1 pilotado por Fernando C mara lo hizo desde la Base A‚rea de Los Llanos, en Albacete, y durante hora y media persigui¢ por el espacio a‚reo de media España a uno o varios objetos, los cuales esperaban la llegada del caza, accionaban sus sistemas de ataque, blocaban los del F-1, que era incapaz de localizarlo en su equipo de infrarrojos, como si aquel objeto no emitiera calor, aceleraba de manera asombrosa y se alejaba cambiando de color.

Tras la infructuosa persecuci¢n el caza pone rumbo a su base y es entonces cuando el avi¢n es blocado “de cola”, lo que hubiera podido entenderse como una actitud hostil que, sin embargo, no manifest¢ en ning£n momento.

La investigaci¢n oficial lleg¢ a considerar “la hip¢tesis de que existe una nave de procedencia desconocida propulsada por energ¡a tambi‚n desconocida”.

Este informe contaba con una fotograf¡a realizada hacia las 02:30 horas por el mec nico Pep Climent en S¢ller (Mallorca-Islas Baleares) en la que aparece un objeto emergiendo del mar.

Once meses m s tarde el diputado socialista Enrique M£gica formular¡a estas tres preguntas en el Congreso de los Diputados que, hasta el d¡a de hoy, no han tenido respuesta:

* ¿Qu‚ clase de aparato provoc¢ el desv¡o del Supercaravelle de la compañ¡a TAE en la noche del 11 de noviembre de 1979?
* ¿Por qu‚ tres tr ficos de origen desconocido permanecieron durante m s de 4 horas sobre el espacio a‚reo español?
* ¿Qu‚ clase de aparatos obligaron al despegue en alerta de un Mirage F-1 de la base de Los Llanos?

En 1999 la Fundaci¢n Anomal¡a afirm¢ haber encontrado la explicaci¢n al fen¢meno asegurando que las luces que vio la tripulaci¢n del TAE 297 eran los fogonazos de las chimeneas de la refiner¡a de Escombreras, en Cartagena (Murcia), junto con una fuerte inversi¢n de temperatura, durante una noche de visibilidad extraordinaria.

Las interferencias del canal de emergencia y las dificultades de sistemas y de comunicaci¢n que tuvo el caza ser¡an el resultado de las actividades de guerra electr¢nica que estaba realizando la marina estadounidense, en estado de alerta en el Mediterr neo durante la crisis de los rehenes en Ir n.

Esta explicaci¢n fue rechazada de plano por todos los investigadores pues no admit¡an que esos reflejos pudieran ser detectados en el radar ni explicaba por qu‚ el piloto militar Fernando C mara los hab¡a perseguido por los cielos españoles durante hora y media, aparte del hecho de que cuatro d¡as despu‚s de este incidente el m ximo responsable de la USAF en España afirmar¡a por escrito que “ning£n avi¢n de la IV flota ni ning£n nav¡o de la U. S. Navy se encontraban en la zona durante el incidente”.

Fuente: http://miralooculto.iespana.es/

viernes 11 de septiembre de 2009

La Relojer¡a Encantada



Por Francisco Contreras Gil

“Una tarde, encontr ndome en la cocina, mientras Minna se hallaba acostada, muy d‚bil para hacer cualquier movimiento, vi como una silla empezaba a temblar y luego a deslizarse por el suelo ella sola sin que nadie la tocase.

Una mesa gir¢ sobre s¡ misma bruscamente y tambi‚n se movi¢ a varios metros de la señora…”.

El sorprendente testimonio lo realiz¢ Walter Degenkolbe, durante el juicio que se celebr¢ por el denominado “expediente Hopfgarten”. Y es que el caso del comisario Pfeil y la relojer¡a encantada es seguramente uno de los pocos episodios paranormales que lleg¢ a terminar ante los tribunales de justicia durante el pasado siglo XX.

Todo comenz¢ durante el mes de febrero de 1921. Herr Ernst Saverbery, relojero de profesi¢n y su esposa, Minna, llevaban una vida apacible y tranquila en la pequeña aldea alemana de Hopfgarten.

El hijo de Saverbery, Otto, aficionado al esoterismo y a las ciencias ocultas, llevaba varias semanas intentando seducir a su madre para que le dejara realizar varias pr cticas de hipnosis.

El d¡a 11 de febrero Otto consigui¢ su prop¢sito e induc¡a a un profundo estado de trance sugestivo a Minna. La pr ctica hab¡a sido un ‚xito. Pero transcurridos unos d¡as Minna comenz¢ a sentirse mal y cay¢ enferma. Su estado de salud se vio debilitado. Sufr¡a cefaleas, v¢mito y pesadez en las extremidades y los doctores de la demarcaci¢n de Vieselbach le recomendaron reposo absoluto.

Llevaba una semana postrada en cama cuando en el dormitorio donde descansaba comenzaron a escucharse ins¢litos crujidos que no parec¡an provenir de ning£n sitio en concreto.

Si bien en un principio los restantes miembros de la familia no dieron importancia a los chasquidos, transcurridas veinticuatro horas los estruendos eran insoportables y de naturaleza desconocida. Se manifestaban en todas partes: en las paredes, en el techo, en las sillas, en el aparador o en el suelo. Eran parecidos a golpes de nudillos y en ocasiones ten¡an bastante fuerza como si se tratasen de puñetazos.

La armon¡a de la familia se hab¡a roto. Saverbery, junto a sus hijos Otto y Freida, registraron todas y cada una de las habitaciones intentando descubrir qui‚n era el responsable de las enigm ticas percusiones, pero todos los esfuerzos resultaron en balde. La situaci¢n termin¢ de estallar el 16 de febrero, cuando varios pequeños objetos del hogar, empezaron a desplazarse movidos por fuerzas invisibles.

Minna no pod¡a creer lo que estaba contemplando mientras los golpes, cada vez m s bruscos, deterioraban a£n m s su estado f¡sico y mental. Herr Ernst Saverbery, decidi¢ entonces acudir a las fuerzas del orden p£blico.

Cuando lleg¢ al cuartelillo comenz¢ a relatar uno a uno todos los incidentes de los que estaba siendo v¡ctima bajo la atenta y sorpresiva mirada del comisario Pfeil. El inspector tom¢ la decisi¢n de acudir al domicilio del relojero acompañado de ocho agentes. Al llegar al domicilio el vecindario se agolpaba en la v¡a p£blica. Organiz¢ un cord¢n de seguridad y entr¢ a la vivienda donde, tras pasar el vest¡bulo de entrada, enmudeci¢: una silla turca se desplaz¢ de pared a pared, el sill¢n fue arrastrado por una fuerza sobrenatural por el pasillo y una vasija “volaba” por el sal¢n.

A pesar de los registros que se realizaron, los miembros policiales no encontraron una soluci¢n al caso. Pfeil no se dio por vencido ante la ins¢lita situaci¢n y decidi¢ realizar un informe para enviarlo posteriormente a Magistratura.

Durante dos semanas comparecieron ante los jueces todos los testigos de los incidentes adimensionales. Tras las primeras audiencias se determin¢ que los lances ten¡an una estrecha relaci¢n entre el estado de salud de Minna y la pr ctica sugestiva de Otto. El caso tuvo un final feliz cuando el doctor Johannes Khale, especialista en neurolog¡a, realiz¢ nuevas t‚cnicas hipn¢ticas restableciendo la salud de Minna.

jueves 10 de septiembre de 2009

Ovnis al sur de la Sierra de G dor



Fuente: La Voz de Almer¡a de 5 de mayo de 1974

Aunque la noticia se publica el 5 de mayo, los sucesos acaecieron el 25 de abril. Y es que los periodistas tuvieron que indagar para encontrar a los protagonistas de la historia.

Juan Antonio Capel, Alex L¢pez Salvador, Mariano Castro Montesinos y Antonio Rodr¡guez Montesinos (‚stos dos £ltimos, primos), trabajaban perforando un pozo. Era de noche, las once y media aproximadamente cuando detectaron anomal¡as en el firmamento.


El primero en darse cuenta fue Antonio Rodr¡guez quien avis¢ a uno de sus compañeros dici‚ndole: "mira qu‚ estrella m s grande" a lo que el otro dijo "eso no es una estrella", era una luz grand¡sima que se mov¡a. Tras diez minutos observando el fen¢meno, ‚ste desapareci¢ y los hombres siguieron con su trabajo. Pero en realidad no hab¡a acabado todo a£n. A la media hora volvi¢ a manifestarse la anomal¡a. Al aparecer de nuevo, la luz ten¡a como una intermitencia parecida a la de los aviones, aunque por lo que sucedi¢ m s tarde, comprobaron que no se trataba precisamente de un aparato de vuelo convencional.

Los trabajadores dejaron las m quinas y se metieron en un coche para observar mejor el fen¢meno desde un camino. Ante la pregunta de los periodistas de si ten¡an miedo, dijeron que l¢gicamente lo ten¡an, pero sobre todo ten¡an precauci¢n "ante la posible radioactividad", y es que al principio pensaban que pod¡an ser o pastores o maniobras militares, pero por la hora en la que termin¢, la una de la madrugada; no pod¡a ser eso... y tampoco pod¡a serlo, por lo que observaron despu‚s.

Leamos ahora la descripci¢n literal del fen¢meno que hicieron los testigos:

"A veces parec¡a que se pon¡a de lado y se le ve¡a una luz m s roja atr s, igual que una intermitencia. Hab¡a una luz muy grande. Despu‚s disminu¡a y aumentaba otra vez; sal¡a otra luz que hac¡a intermitencia y se apartaba r pidamente; desaparec¡a, volv¡a otra vez. En cierto momento subi¢ una luz para arriba y otras hacia la derecha. Llegamos a contar cinco. Igual que eso que se ve en las pel¡culas.

La primera era m s potente, amarillenta, de la que se desprend¡an las pequeñas, se situ¢ en el mismo nacimiento de la vaguada, entre los dos cerros".

"De pronto se acerc¢ una luz. Como no ve¡a el resplandor de la m quina, apagu‚ las luces. Efectivamente, hab¡a como un foco que alumbraba hasta esos almendros. Entonces nos fuimos al coche. Las luces segu¡an bajando a ras de tierra y desaparecieron, dejando un resplandor blanco. Pensamos que ser¡a cosa de niebla, pero todo lo dem s estaba despejado. La luz grande tambi‚n desapareci¢ y al rato volvimos al trabajo. Ya no vimos nada m s en toda la noche".

Es curioso lo de la "niebla" resplandeciente que dej¢ a su paso, en numerosos avistamientos, los ovnis dejan una luminosidad que permanece durante unos minutos en el terreno. Tambi‚n en los casos de supuestas abducciones, la niebla es protagonista usualmente. Tambi‚n lo de que de la luz grande salieron otras mas pequeñas, llegando a contar hasta cinco, maniobrando independientemente, no como si fueran "misiles" cayendo o algo similar, adem s de que ning£n ruido fue digno de menci¢n por parte de los testigos quienes añaden que estas luces llegaban a volar a ras de tierra. Son caracter¡sticas comunes en el fen¢meno ovni, no tanto desde luego en la aviaci¢n convencional y menos a£n el de la ‚poca.

Fuente: http://almeriamisteriosa.iespana.es/

El Caso Galdar



El conocido como caso Galdar fue entregado para su difusi¢n al periodista Juan Jos‚ Ben¡tez en 1976, antes de que fuera oficialmente desclasificado en 1993.

Seg£n el expediente militar secreto, sobre las nueve y media de la noche del 22 de junio de 1976 comienza a manifestarse un extraño fen¢meno a‚reo que fue visto desde varias islas del archipi‚lago canario por cientos de testigos.

El capit n de la corbeta Atrevida, de la marina española, que se encontraba a poco m s de 5 km. de la costa de Fuerteventura, realiz¢ un informe, corroborado por el resto de la tripulaci¢n, que fue dirigido a los mandos del sector a‚reo de Las Palmas (Gran Canaria) en el que relataba:

“A las 21:27 horas del d¡a 22 de junio se vio por primera vez un foco luminoso, de color amarillo azulado intenso, saliendo de tierra y elev ndose en altura con direcci¢n a nuestra posici¢n. En principio se pens¢ en un avi¢n con luz de pista encendida. El foco, una vez tomada cierta altura (15-18 grados), qued¢ quieto, girando su proyecci¢n luminosa, dej ndose de ver el foco de origen. Se mantuvo as¡ dos minutos aproximadamente, origin ndose un gran halo de luz amarillo azulado intenso, que permaneci¢ en la misma posici¢n durante 40 minutos, a£n despu‚s de haber desaparecido el fen¢meno que dio origen al mismo.

A los dos minutos, el foco se fraccion¢, quedando una parte m s pequeña abajo, en el centro del c¡rculo luminoso, formando una nube azulada y desapareciendo la fracci¢n que dio origen a este n£cleo azulado.

La superior tom¢ altura en espiral de una forma r pida e irregular, desapareciendo posteriormente. Todos estos movimientos no afectaron para nada al halo circular inicial, que qued¢ siempre en las mismas condiciones, alumbrando parte de la tierra y mar, lo que hace suponer que no fue un fen¢meno lejano, sino pr¢ximo”.

En la isla de Gran Canaria el m‚dico don Francisco Julio Padr¢n Le¢n fue testigo de un acontecimiento espectacular que es, en buena medida, el que origin¢ una controversia que todav¡a dura.

Seg£n las propias declaraciones del doctor al investigador militar encargado del caso, los hechos se sucedieron de la siguiente manera:

“Estando en mi casa de Gu¡a, hacia las 10 o 10:10 de la noche lleg¢ D maso Santiago D¡az Mendoza, acompañado del taxista Francisco Est‚vez Garc¡a, para que fuera a ver a su madre, una anciana que vengo tratando hace tiempo; el aviso era urgente, entonces cog¡ mi malet¡n y salimos con la prontitud que requer¡a el caso, hacia el paraje de La Rosa, para ello deb¡amos recorrer seis kil¢metros de la carretera general de Las Palmas-Agaete y luego desviarnos por un camino vecinal en cuesta y en muy mal estado (...) Al remontar el £ltimo repecho fuerte del camino, los faros del coche enfocaron una esfera ligeramente luminosa que estaba estacionaria, creo que muy pr¢xima al suelo sin poder precisar si lo tocaba; era de material totalmente transparente, como cristalina, ya que a trav‚s de ella se pod¡an ver las estrellas del cielo; de color azul el‚ctrico, pero tenue, sin deslumbrar y de un radio de treinta metros. En el primer tercio inferior se ve¡a una plataforma de color aluminio y tres grandes consolas sobre ella. A cada lado de la del centro hab¡an dos figuras enormes, de unos dos metros y medio o tres, enteramente vestidos de rojo, d ndose frente una a la otra, de forma que siempre las vi de perfil, jam s se volvieron hacia nosotros. Lo extraño era su morfolog¡a: la que quedaba a mi derecha era m s alta que la otra, el t¢rax era m s largo que las extremidades inferiores, que eran cortas, daban la impresi¢n de estar sentados a£n cuando estaban de pie; las extremidades superiores eran proporcionales al t¢rax, lo mismo de la cabeza, pero el occipital era ligeramente alargado. Llevaban alg£n tipo de escafandra, pues no pude apreciar las facciones; las manos parec¡an terminar en punta de flecha, por lo que parec¡an estar enguantadas. El uniforme que vest¡an parec¡a r¡gido sin arrugas y de color rojo brillantes.

Asombrado le pregunt‚ al taxista si ve¡a lo mismo que yo estaba viendo frente al coche pero sin decir de qu‚ se trataba; el taxista respondi¢ que hac¡a rato que ve¡a una gran bola, creyendo que era un “sat‚lite” de esos que habla la televisi¢n. Entonces exclam¢: ¿Pero, ahora, Dios m¡o, qu‚ es eso don Francisco? ¿Paramos y nos acercamos m s? No, respond¡, sigue, sigue para la casa.

Llegamos a casa de la enferma que estaba muy cerca, entonces observ‚ que de un tubo semitransparente central de la esfera sal¡a una especie de humo azulado que se fue extendiendo por la periferia del interior de la esfera sin salir de ella. Entonces la esfera empez¢ a crecer y a crecer hasta hacerse enorme como una casa de veinte pisos, pero la plataforma y los tripulantes permanecieron del mismo tamaño; Se elev¢ lentamente, majestuosamente, pareci‚ndome o¡r un silbido tenue. Entr‚ en la casa, reconoc¡ a la anciana, estando ya en un estado de excitaci¢n tremendo. No pudiendo m s, se lo cont‚ a los campesinos que hab¡a en ella y saliendo conmigo a fuera vimos la esfera, ya alta, que se trasladaba lentamente hacia Tenerife; de repente alcanz¢ una velocidad vertiginosa, como yo jam s hab¡a visto en ning£n avi¢n, deform ndose la esfera en algo fusiforme azulado y por detr s rojo, form ndose un halo brillante cercan al objeto que, poco a poco, iba formando otro azul muy brillante. Desapareci¢ en direcci¢n a Tenerife”.

Tras esta experiencia la vida del doctor Padr¢n cambi¢ radicalmente, pues empez¢ a tener una memoria prodigiosa y una gran lucidez. Llego a escuchar, incluso, voces que le dijeron que fuera a un acantilado con otras personas. All¡ pudieron observar, cinco meses despu‚s del primer avistamiento, una gran semiesfera luminosa que fue vista por otros testigos ajenos al grupo y por las tripulaciones de diecis‚is aviones.

El doctor Padr¢n gozaba de un buen prestigio en la zona, por lo que poca gente puso en duda sus palabras cuando afirm¢ que un comandante del ej‚rcito fue a su casa y le prohibi¢, bajo severas amenazas, hacer ning£n tipo de declaraci¢n referente al tema.

Las manifestaciones del doctor Padr¢n alcanzaron mayor relevancia cuando un matrimonio de Boca-Barranco, al norte de la isla de gran Canaria, observa en el cielo una luz desplaz ndose y dejando tras de s¡ un rastro azul; un polic¡a municipal del mismo pueblo percibe un objeto rojizo cruzando el cielo hasta Tenerife que lo observa estacionario sobre Guimar; en la localidad de Agaete, Isidro Garc¡a observa una gran circunferencia blanca, totalmente transparente; un jornalero, a 200 metros de donde estaba el doctor Padr¢n ve en el cielo una mancha en forma de fuego, con dos listas azules y un cerco como el halo de la luna; una señora de una finca de Rosas detalla que antes de que llegara el m‚dico se le apag¢ el televisor y al asomarse a la ventana observ¢ una gran bola azul transparente y en el interior algo como dos figuras. El globo creci¢ hasta hacerse como del tamaño de la iglesia del pueblo.

La prensa recogi¢ entre sus p ginas al d¡a siguiente la noticia, aportando nuevos testimonios de personas que observaron la noche anterior la esfera luminosa.

Como explicaci¢n de estos acontecimientos volvi¢ a recurrirse a la tan manida explicaci¢n del misil lanzado desde un submarino norteamericano, aunque las conclusiones a las que lleg¢ el investigador militar fueron bien distintas, considerando las observaciones motivadas por un fen¢meno a‚reo no identificado, sin entrar en ning£n tipo m s de especificaci¢n.

Fuente: http://alaluzdelasvelas.iespana.es

Los ins¢litos golpes de San Pascual


Por Francisco Contreras Gil

Tres golpes, una pausa y otros tres golpes con un ritmo acompasado. Estas son las ins¢litas percusiones que suenan presagiando alg£n desastre o muerte en el convento de las clarisas en Villarreal (Castell¢n) desde finales del siglo XV.

La leyenda atribuye que estas estremecedoras percusiones son producidas por San Pascual, un beato que, seg£n todas las biograf¡as existentes, naci¢ en el año 1510 en la localidad aragonesa de Torrehermosa.

Su vida estuvo por entero dedicada a la iglesia. Muy joven ingres¢ a la orden franciscana de los Religiosos Descalzos y peregrin¢ por varios conventos de la comunidad valenciana.

Elche, Villena, Orito, X tiva, Valencia y por £ltimo Villarreal, ciudad en la que falleci¢ y se le dio sepultura, fue las ciudades que recorri¢ dedicado a la causa eclesi stica.

Las manifestaciones paranormales comenzaron durante su periodo de beatificaci¢n en 1609. Fray Diego Bail¢n, sobrino del santo y miembro de la misma comunidad religiosa, fue testigo en diferentes ocasiones de los golpes fantasmales. Unos estruendos que anunciaban calamidades y desgracias.

La fama del prodigio durante aquellos siglos XVI y XVII, motiv¢ que incluso se hiciera referencia a los sucesos an¢malos en la liturgia eclesi stica del santuario: Custus, be ti c¢rporis auditur p£lsibus is son re in prosperis reb£s, ton re in tr¡stibus (“Golpeas en el arca y suenas y en son misterioso auguras, ya desgracias, ya venturas y el mundo de asombro llenas”). Al igual que el vulgo que dedicaba coplas populares al santo:

“Con tus golpes admirables celas de Dios los honores de herejes y conviertes innumerables pecadores, anuncias cosas notables y causas ya horror, ya contento”.

Durante los £ltimos cien años han sido bastantes los incidentes sonoros que se han producido. La primera acaeci¢ en 1912 cuando un incendio arras¢ el cine Luz de Villarreal. En el accidente, ocurrido el 27 de mayo, murieron 69 personas. D¡as antes, como as¡ ha sido reflejado en algunas cr¢nicas, inexplicables golpes secos y sordos sonaron en el sepulcro del beato.

Lo mismo ocurri¢ en 1936. Meses antes de que estallase la terrible guerra civil. El conflicto b‚lico no solo fue vaticinado por el “hombre milagro” sino que adem s trajo tr gicas consecuencias al inmueble religioso donde estaba enterrado.

Desde 1936 qued¢ destruido el sepulcro donde era venerado. Anteriormente a la contienda exist¡a una capilla en la que se guardaban varios objetos de San Pascual, como un bast¢n, unas tijeras, un pañuelo y parte de su h bito para la veneraci¢n de los creyentes. Lamentablemente de aquella dependencia ya no queda nada. Ahora una capilla ocupa el lugar donde originalmente se asentaba el sepulcro. Y en ella se puede observar una l pida que reza: “Expir¢ durante la misa conventual en el momento de la consagraci¢n y abri¢ sus ojos en sus exequias para adorar al sant¡simo sacramento”.

Otro de los episodios m s contrastados y divulgados fue el que protagoniz¢ Mar¡a del Rosal Ponce, abadesa del convento de las clarisas, en julio de 1978, cuando daba cuidados m‚dicos a sor Asunci¢n, que padec¡a una grave enfermedad terminal. Mar¡a del Rosal fue testigo del prof‚tico prodigio:

“Yo los o¡ –afirm¢ la priora- y cuando regres‚ de inmediato a la celda, acompañada por otras religiosas, la moribunda hab¡a expirado, con la particularidad de que sus manos estaban alzadas, las palmas y las yemas de los dedos juntos, en actitud de oraci¢n”.

Aquellos golpes adimensionales volvieron a anunciar un fallecimiento. Pero Mar¡a del Rosal tambi‚n ha podido constatar en otras ocasiones, aunque no tan dram ticas, los sucesos:

“Una vez que atravesamos un periodo de penuria econ¢mica grave –recordaba la cl‚riga- varias hermanas y yo tuvimos el privilegio de escuchar en diversos lugares de la casa algo as¡ como tintineos de campanillas. Nos quedamos muy extrañadas pero curiosamente esa misma semana se resolvi¢ el problema de forma inesperada”.

La £ltima vez que se produjeron los incidentes sobrenaturales fue en 1994. Un hecho del que se hicieron eco todos los medios de comunicaci¢n de la provincia. Ocurri¢ durante la celebraci¢n de una misa dominical y con el santuario lleno de gente.

Tres estruendos secos, acompañados de un silencio sepulcral y otros tantos golpes, dejaron estupefactos a todas las personas que asist¡an a una ceremonia religiosa. Todos los vecinos de Villarreal especularon con el prof‚tico anuncio pero nadie lleg¢ a saber a ciencia cierta que anuncio.

mi‚rcoles 9 de septiembre de 2009

Abducci¢n en Rocafort



Por Francisco Recio

Hay ocasiones en que como bien se dice la realidad supera con creces la ficci¢n. En ocasiones nos encontramos con testimonios imposibles, casos dignos de pel¡cula pero con nombre y apellidos. No debemos caer en la tentaci¢n de negar un testimonio simplemente por lo “imposible” del caso. En ocasiones nuestra experiencia ha sido formada por numerosos casos, pero aun cuando uno presente un acentuado “imposible” lo cierto es que alguien ha sufrido los hechos.

La mayor¡a de los que hemos entrevistado a gran cantidad de testigos que dicen haberse encontrado con lo “imposible” sabemos por la propia actitud de la persona si esta miente o fabula, lo cierto es que en este caso no encontramos señales de fabulaci¢n alguna, y cada caso me hace reafirmarme m s aun si cabe en que el misterio existe. Se han sucedido otros casos similares, lo principal, el testimonio de un joven que aterrado nos rememoraba un suceso “imposible” y “absurdo”.

Cuando hablamos de abducci¢n, en seguida nos viene a la mente el tema extraterrestre y el suceso que a continuaci¢n expondr‚ parece corroborarlo, aunque otros tantos investigadores del fen¢meno lo asocian m s al tema conspiranoico.

No ser¡a justo que tan solo aparezca mi nombre en este escrito, aunque pase yo a narrarlo, ya que en realidad este caso fue investigado por Jamie S nchez, Julius y un servidor, tomando testimonio al testigo e incluso visitando el lugar del suceso.

El caso le sucedi¢ a Juan, vecino de una localidad cercana a Lleida.

El relato en realidad es corto, sin embargo rico en concordancias con otros casos de abducci¢n, recordar que una abducci¢n en realidad es sin¢nimo de secuestro, en muchos casos y seg£n otros tantos investigadores, un secuestro llevado a cabo por seres extraterrestres.

El mismo Juan nos relataba el suceso

Año 2005, agosto, circulaba con su veh¡culo direcci¢n a Lleida, cuando una extraña luz lo deslumbra, detiene el coche en el arc‚n, y espera a recuperar la visi¢n, ya que aquella potente luz lo hab¡a deslumbrado, en ese momento algo le sucede, queda traspuesto.

Se despierta fuera de su veh¡culo, pero ante sus ojos no est  su coche y el terreno no le es conocido, se incorpora notando un fuerte cansancio, est  en un camino de tierra, rodeado de vegetaci¢n, busca su veh¡culo pero no est , se siente tremendamente aturdido, intenta recuperar la memoria, saber como ha llegado hasta all¡, pero no recuerda absolutamente nada, se siente perdido, totalmente desorientado bajo un calor sofocante, mira adelante y hacia detr s, en ambos sentidos tan solo un camino, transitado por nadie, ante tal desconcierto decide caminar hasta encontrar un tel‚fono o a alguien a quien preguntar, a los pocos metros y hacia la izquierda puede observar unas casas derruidas, se trata del pueblo de Rocafort, un pueblo abandonado cercano a Lleida, no ve a nadie y sigue su camino hasta encontrarse con una persona que ten¡a tierras por all¡ cerca, le comenta el caso y el mismo le acerca hasta su casa.

Poco a poco va recordando cosas de forma entrecortadas, recuerda donde detuvo su coche deslumbrado por aquella extraña luz, y en efecto all¡ estaba, sin embargo el apareci¢ a m s de 40 Km., pregunt ndose como o quien le llevo hasta all¡.

Pero no solo la distancia parec¡a un hecho imposible, lo cierto es que en su memoria hab¡an m s de cinco horas perdidas, recordaba el paro del coche y su despertar, pero entre un suceso y otro transcurrir¡an m s de cinco horas que su mente no acertaba a recordar, no le faltaba nada, un secuestro ser¡a un absurdo y m s aun el como recorri¢ aquella distancia.

Ante lo absurdo y desconcertado, varios d¡as pasar¡a pensando en aquel suceso, hasta que de forma m¡nima su mente recordar¡a fotogramas de lo sucedido en aquellas m s de cinco horas perdidas, pero aquellos m¡nimos recuerdos aun le parecer¡an m s absurdos y dignos de un sueño de ciencia ficci¢n.

Por aquel entonces m¡ tristemente desaparecido amigo Jaime S nchez, colaboraba en un programa radiof¢nico en Radio Segre, sobre la tem tica ufol¢gica.

Tal vez la casualidad decidir¡a que Juan escuchase alguno de aquellos programas de radio, por lo que decidi¢ entrar en contacto con Jaime para que valorase su caso, buscando una posible explicaci¢n.

La entrevista se har¡a interesante, de forma entrecortada recordaba unas extrañas siluetas alargadas con forma humanoide, de ojos saltones y oscuros que pronto identificar¡a con el cl sico arquetipo de los “grises” o visitantes de dormitorio. Se recordaba a s¡ mismo postrado en una especie de camilla, con varios de estos “seres” mir ndolo y con lo que identificar¡a como elementos parecidos a los de un cirujano, ser¡an escenas cortas las recordadas, pero las cuales evidenciaban un caso de abducci¢n.

¿Se trat¢ de un rapto, unas pruebas y un posterior abandono?

Pues ciertamente eso parec¡a, Juan no pod¡a comprender nada incluso llego a pensar en momentos de locura, sentimientos por otra parte del todo l¢gicos para quien se encuentra o vive lo absurdo.

En el transcurso de la entrevista coment¢ como se hab¡a percatado de una pequeña cicatriz en un costado del cuerpo, aunque el lo achacaba a alguna rozadura, no queriendo pensar ni admitir que tuviera algo que ver con su “imposible” experiencia con aquellos seres.

Cada vez nuestro convencimiento era mayor, un caso de abducci¢n. Para intentar acceder a esos momentos perdidos en la mente de Juan, se le indic¢ la posibilidad de una regresi¢n hipn¢tica e incluso la opci¢n de si era su deseo y de forma totalmente an¢nima contar su experiencia en la radio para que sirviera a todos aquellos, que no siendo pocos han vivido o sufrido una experiencia similar.

De forma r pida acceder¡a, su deseo saber m s de lo sucedido y hallar una posible explicaci¢n.

No se hallo indicios ni de fabulaci¢n ni de mentira, un temor visible le abordaba cada vez que rememoraba lo sucedido. Incluso llego a contar como hab¡a perdido vitalidad tras el suceso.

Se comenz¢ la b£squeda de una persona versada en temas de regresi¢n hipn¢tica y ya se ten¡a fecha para su intervenci¢n radiof¢nica, sin embargo Juan cambi¢ radicalmente de postura, se neg¢ a la regresi¢n que ‚l mismo hab¡a solicitado, a no intervenir en la radio y a no querer saber absolutamente nada m s del caso ni a recibir a ning£n uf¢logo m s.

Para nuestra desgracia esta situaci¢n se produce en muchas de estas experiencias traum ticas, en donde la “victima” se inunda de temor y al final tan solo quiere olvidar aunque sepa que de forma total nunca suceder .

El caso entraba a formar parte del cuaderno de investigaci¢n, a formar parte de una estad¡stica y a buscar similitudes y concordancias entre casos. No se debe forzar a nadie en contra de su voluntad, no se pudo llegar a esa regresi¢n hipn¢tica que probablemente pudiera haber desvelado m s de lo sucedido durante ese tiempo perdido, pero lo verdaderamente cierto es que Juan jam s admiti¢ el engaño, una vivencia defendida hasta el £ltimo momento.

Su pareja d¡as m s tarde tambi‚n lo corroborar¡a, dici‚ndonos que lo hab¡a vivido en realidad, que estaba pasando un trauma y que hab¡a decidido olvidarse de todo.

En realidad me he preguntado en diversas ocasiones el por que se dan tantos casos en lugares abandonados, en este caso en concreto ya hab¡amos recogido testimonios de extrañas luces sobre el pueblo, extraterrestres o no, lo cierto es que existen muchos casos de misteriosas luces que merodean por estos lugares abandonados donde una espesa soledad reina en la mayor¡a de las horas del d¡a y de la noche, ermitas abandonadas, pantanos, lugares alejados y pueblos en abandono parecen ser elegidos por estas luces para sus manifestaciones y para que se den determinados casos, algunos achacables a la ufolog¡a y otros a la parasicolog¡a, el por que, aun sigue siendo un misterio, pero lo cierto es que son casos reales, como el que nos ocupa con nombre y apellidos.